Los riñones son dos órganos pequeños del tamaño de un puño que se ubican detrás del abdomen, a cada lado de la columna vertebral. Al producir la orina, los riñones eliminan los subproductos tóxicos y el exceso de líquido del cuerpo para ayudar a mantener un equilibrio entre sal, potasio y ácido que es fundamental.
En Estados Unidos, las enfermedades renales son más frecuentes entre las poblaciones pertenecientes a las minorías raciales y étnicas que entre la población caucásica. Los estadounidenses con ascendencia africana, asiática, hispana o latina o con ancestros provenientes de las islas del Pacífico tienen una probabilidad tres veces mayor que los descendientes de europeos de sufrir insuficiencia renal.
Una de las condiciones que afectan con mayor frecuencia los riñones es la obstrucción urinaria. Puede producirse en cualquier zona del tracto urinario y, cuando lo hace, se requiere atención médica. La obstrucción urinaria puede tener efectos secundarios graves, tales como infecciones y cálculos renales. Si no se tratan, las obstrucciones pueden causar dolor crónico y dañar el riñón con el tiempo.
La obstrucción de los uréteres (los conductos que transportan la orina desde los riñones a la vejiga) es una condición que afecta a los adultos, pero que se observa con más frecuencia en los niños. Normalmente, un solo uréter drena el contenido de un solo riñón pero, a veces, puede haber dos uréteres que drenan un solo riñón. Un uréter drena la parte superior del riñón y, el otro, la parte inferior. Este «sistema colector duplicado» no plantea ningún problema, siempre que ambos uréteres entren a la vejiga en forma normal.
En casos excepcionales, un niño puede nacer con un uréter ectópico (en una posición anormal). Se trata de un uréter que no se conecta correctamente con la vejiga y, por el contrario, deposita el contenido en otro lugar, fuera de ésta. En las niñas, el uréter ectópico suele drenar hacia la uretra o, incluso, la vagina. En los niños, por lo general, el drenaje ocurre hacia la uretra junto a la próstata o al interior del conducto genital. La uretra es un canal que transporta la orina desde la vejiga y, en los hombres, también sirve para el transporte del semen.
La causa de obstrucción del tracto urinario más frecuente en los niños es una obstrucción congénita que ocurre en el punto donde el uréter se une a la pelvis renal (llamada unión ureteropiélica). Esta área que se encuentra al centro del riñón donde se recolecta la orina y se vierte al uréter.
Este tipo de obstrucción ocurre en aproximadamente uno de cada 1,500 niños. Estas obstrucciones se desarrollan antes del nacimiento a medida que se forma el riñón. Actualmente, la mayoría de los casos se diagnostican mediante ecografía prenatal.
Cuando hay obstrucción de la unión ureteropiélica, el riñón produce orina a una velocidad que supera la cantidad de orina que puede drenar desde la pelvis renal al uréter. Esto produce una acumulación de orina en el riñón. La hidronefrosis, nombre que se da a esta acumulación, puede observarse en la ecografía y con frecuencia permite que el médico determine la presencia de una obstrucción de la unión ureteropiélica antes de que nazca el bebé. Aunque es poco frecuente en los adultos, la obstrucción de la unión ureteropiélica puede producirse a causa de cálculos renales, una cirugía previa o por trastornos que pueden provocar una inflamación del tracto urinario superior.
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En casos excepcionales, sin embargo, un niño puede nacer con un uréter ectópico (en una posición anormal). Se trata de un uréter que no se conecta correctamente con la vejiga y, por el contrario, deposita el contenido en otro lugar, fuera de ésta. En las niñas, el uréter ectópico suele drenar hacia la uretra o, incluso, la vagina. En los niños, por lo general, el drenaje ocurre hacia la uretra junto a la próstata o al interior del conducto genital.
La obstrucción urinaria puede tener efectos secundarios graves, tales como infecciones y cálculos renales. Si no se tratan, las obstrucciones pueden causar dolor crónico y dañar el riñón con el tiempo.
