La próstata es una glándula situada en las vías urinarias inferiores, debajo de la vejiga y que rodea la uretra Sólo los varones tienen próstata. Se encarga de producir el líquido que contiene el semen, y está formada por músculos lisos que contribuyen a expulsarlo durante la eyaculación.
Una próstata sana tiene el tamaño aproximado de una nuez grande, con una capacidad de 15-25 mililitros. La próstata va aumentando poco a poco de tamaño a medida que el hombre envejece.
Las enfermedades de la próstata suelen ir asociadas al envejecimiento, pudiendo producir algunos síntomas molestos en las vías urinarias inferiores de los varones a partir de los 50 años. Con mucha frecuencia dichos síntomas se deben a un aumento del tamaño de la glándula, lo que se conoce como crecimiento benigno de próstata (CBP)
El crecimiento benigno de próstata es una situación afección común, relacionada con los cambios hormonales, que tienen lugar a medida que el hombre envejece. Las enfermedades de la próstata pueden llegar a ser muy preocupantes pero es importante saber que el CBP no es cáncer de próstata ni llega a serlo aunque se deje sin tratar. Sin embargo, ambas patologías pueden desarrollarse al mismo tiempo al ir envejeciendo, por lo que conviene consultar con el urólogo para exponerle cualquier preocupación al respecto.
La hiperplasia prostática benigna es una afección benigna común que, en mayor o menor medida, la padecen todos los hombres. Esta afección se asocia a los cambios hormonales que se van sucediendo al envejecer estos. En aproximadamente la mitad de estos hombres, la HPB puede derivar en un crecimiento prostático benigno (CPB).
A partir de ahí, el crecimiento puede obstruir el flujo urinario, una afección que se conoce como obstrucción prostática benigna (OPB) que aparece en, más o menos, la mitad de los hombres que padecen un crecimiento. Al referirse a su afección, el médico utilizará una de las tres palabras ya que estas afecciones están muy relacionadas unas con otras.
El crecimiento benigno de próstata (CBP) puede afectar al modo habitual de orinar, lo cual sucede porque, al aumentar de tamaño, oprime la uretra o la salida de la vejiga. Algunas veces los síntomas son leves, como puede ser la necesidad de orinar más a menudo o tener más dificultades para vaciar completamente la vejiga. Estos síntomas forman parte del proceso normal del envejecimiento, al igual que la disminución de la movilidad y la pérdida de memoria o de flexibilidad.
Es posible que el médico no prescriba un tratamiento para este tipo de síntomas. Otras veces los síntomas son muy molestos y pueden influir negativamente en la calidad de vida del paciente, en cuyo caso puede ser beneficioso tratarlos.
Los síntomas, a los que normalmente se les conoce como síntomas del tracto urinario inferior (STUI), pueden ser causados por el CBP pero también pueden ser debidos a otras afecciones que afectan al sistema urinario.
En los hombres que padecen CBP, estos síntomas pueden afectar a la micción de varias maneras, a saber:
– En el modo en que se retiene la orina en la vejiga (almacenamiento).
– En la manera de orinar (evacuación).
– En la sensación que queda tras orinar (posmiccional).
Los síntomas relacionados con el almacenamiento incluyen:
– Necesidad de orinar más a menudo de lo normal.
– Necesidad de levantarse por la noche para orinar.
– Necesidad repentina de orinar y dificultad para posponer la micción.
– Pérdidas involuntarias de orina.
Los síntomas relativos a la micción pueden ser:
– Chorro de orina débil.
– Chorro de orina ramificado.
– Flujo de orina entrecortado.
– Esfuerzo al orinar.
– Tiempo de espera hasta que sale el chorro de orina.
– Más tiempo de lo normal en terminar de orinar.
– En casos muy aislados, retención urinaria crónica o aguda.
Síntomas postmiccionales:
– Sensación de que la vejiga no se ha vaciado del todo.
– Pérdidas involuntarias o goteo de orina poco después de salir del servicio.
El médico y el personal de enfermería realizan una serie de pruebas para encontrar la causa de los síntomas. A esto se le llama diagnóstico. Los síntomas descritos en el capítulo anterior pueden corresponder a muchas enfermedades, no únicamente al CBP.
Por esa razón, puede ser necesario realizar varias pruebas para que el médico pueda establecer un diagnóstico. En primer lugar, el médico o personal de enfermería elaborará su historial médico y realizará una exploración física. A continuación, pueden hacerle análisis de orina o de sangre, pruebas de imagen de la vejiga y la próstata, y cualquier otra que se considere necesaria.
Si padece crecimiento prostático benigno (CPB) pero no tiene ningún síntoma molesto en el tracto urinario inferior (STUI) lo normal es que no necesite fármacos o cirugía para su afección. Bastará con que el urólogo le explique en qué consiste su situación, cómo puede evolucionar y qué ajustes deberá hacer a su estilo de vida para sobrellevar y atenuar sus síntomas.
También podría hacerle un seguimiento durante los meses o años siguientes y sólo le tratará cuando sea necesario. Es lo que se conoce como vigilancia activa. La vigilancia activa es una buena opción si sus síntomas son leves y si su calidad de vida no se ha deteriorado. Aunque lo parezca, no se trata de un planteamiento pasivo, ya que incluye frecuentes revisiones para comprobar si la situación no se agrava.
Antes de prescribir un tratamiento, en la mayoría de los casos de CBP se ofrece un período de vigilancia activa. Se suele recomendar porque es muy raro que se presenten complicaciones graves durante ese período. De hecho, algunos síntomas pueden mejorar por sí solos, y otros pueden permanecer estables durante años.
– Evaluación de los síntomas.
– Exploración física.
– Análisis de sangre y orina.
– Información al paciente sobre su patología.
– Apoyo psicológico.
– Consejos sobre estilo de vida y autocuidados
– Beba al menos 1 litro de líquido al día y pregunte a su médico si puede beber más cantidad.
– Beba más si vive en un clima cálido o si realiza mucho ejercicio físico.
– Beba menos antes de efectuar viajes largos y durante los mismos.
– Beba menos a última hora del día para no tener que levantarse por la noche a orinar.
– Evite beber alcohol y cafeína, ya que aumentan la producción de orina e irritan la vejiga.
– Intente hacer ejercicio 2 ó 3 veces a la semana. El sedentarismo puede hacer más difícil orinar y causar retención urinaria.
– Lleve una dieta rica y equilibrada.
– Intente siempre mantener la zona inferior del abdomen seca y abrigada. Si va a nadar, lleve ropa seca para poder cambiarse en cuanto salga del agua. La humedad y el frío.
-Puede aumentar la necesidad de orinar e incluso producir infección de orina.
– A veces la orina salpica y puede mojar el asiento del inodoro o el suelo del baño. Para evitar esa situación, algunos hombres prefieren orinar sentados, mientras que otros optan por orinar en un recipiente y vaciarlo a continuación en el inodoro.
Lun – Vie
09.00am – 05.00pm
Sábado
09.00am – 02.00pm
Domingo
Cerrado
La hiperplasia prostática benigna es una afección benigna común que, en mayor o menor medida, la padecen todos los hombres. Esta afección se asocia a los cambios hormonales que se van sucediendo al envejecer estos. En aproximadamente la mitad de estos hombres, la HPB puede derivar en un crecimiento prostático benigno (CPB).
A partir de ahí, el crecimiento puede obstruir el flujo urinario, una afección que se conoce como obstrucción prostática benigna (OPB) que aparece en, más o menos, la mitad de los hombres que padecen un crecimiento. Al referirse a su afección, el medico utilizará una de las tres palabras ya que estas afecciones están muy relacionadas unas con otras.
En los hombres que padecen CBP, estos síntomas pueden afectar a la micción de varias maneras, a saber:
– En el modo en que se retiene la orina en la vejiga (almacenamiento).
– En la manera de orinar (evacuación).
– En la sensación que queda tras orinar (posmiccional).
Los síntomas relacionados con el almacenamiento incluyen:
– Necesidad de orinar más a menudo de lo normal.
– Necesidad de levantarse por la noche para orinar.
– Necesidad repentina de orinar y dificultad para posponer la micción.
– Pérdidas involuntarias de orina.
Los síntomas relativos a la micción pueden ser:
– Chorro de orina débil.
– Chorro de orina ramificado.
– Flujo de orina entrecortado.
– Esfuerzo al orinar.
– Tiempo de espera hasta que sale el chorro de orina.
– Más tiempo de lo normal en terminar de orinar.
– En casos muy aislados, retención urinaria crónica o aguda.
Síntomas postmiccionales:
– Sensación de que la vejiga no se ha vaciado del todo.
– Pérdidas involuntarias o goteo de orina poco después de salir del servicio.